Hoy he seleccionado un fragmento del blog de una seguidora. Seguro que os sentís identificados e identificadas con este texto, porque es un tema universal, común en todos los seres humanos, y que tantas alegrías y penas nos aporta.
El amor es maravilloso pero hay veces que debemos dejar a la cabeza que haga su trabajo. Hay veces que, por mucho que nos pese, tenemos que saber decir no.
Espero que os guste:
"Yo no sé mañana si estaremos juntos si se acaba el mundo. Yo no sé si soy para ti, si serás para mí pero tengo claro que mi lugar está aquí, superándonos. Y me gustaría volver un día y plantarme frente a ti y poder decirte lo que pasó... mi inminente huída, la sensación de ingravidez que me envolvía cada vez que te tenía cerca. ¿Y sabes qué es lo más irónico? Que me estoy despiendo meses después, pero te lo digo: esta vez es de verdad.
Y lo peor es que no me crees. Has venido a verme, te has plantado frente a mí y has dicho lo que deberías haber dicho hace mucho y ahora ya no me importa. Ya es tarde. Y ahora ya soy capaz de escucharme a mí misma y saber qué quiero y no eres tú. Y me lo tengo que repetir porque necesito creérmelo yo también.
Pero tampoco me toques por favor, que si no... se me puede quebrar la voz.
Aunque no. Hoy es el día. Veo el horizonte iluminado de los edificios de Madrid y no quiero jugar más. Ya no me vale que me quieras cuando quieras, unos días sí y ¿los otros? No quiero que digas las cosas a medias, no quiero que me busques, que vengas y volvamos a charlar tras una copa de vino. Oír tu risa y tu respiración en mi oído. No vengas de nuevo.
Ya no te quiero".
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